Sueño de una noche de verano

lunes, marzo 11, 2019

Aquellas pequeñas cosas


Entre más pasan los años, más complicada se va volviendo la vida…

- Ahora resultaste filósofo – comenta irónico uno de mis lectores

¿Todavía no has comprendido que para hacerme feliz hace falta muy poco?” mencionaba Guido Orefice en aquella película italiana “La vida es bella”, pero creo que esta frase no encaja nada en la sociedad actual que te presiona para que busques tu felicidad pero sin alejarte de los cánones impuestos por ella misma.

En México vivimos en una sociedad moralmente ambigua donde es “obligatorio” ir a misa y debes vestirte bien para que te traten igual.

Y parafraseando a los poetas uruguayos del Cuarteto de Nos, puedo comentar que dentro de la búsqueda de mi propia felicidad he sido ético, errático, escéptico, fanático, abúlico, metódico, púdico, caótico… utilicé el Feng Shui, me hice bueno y tuve mala fama…

Ya me ahogué en un vaso de agua y jugué a la ruleta rusa… ya probé, ya fumé, ya tomé, ya dejé, ya sufrí, ya eludí, ya huí, ya asumí, ya me fui, ya volví, ya fingí, ya mentí y me compliqué en nimiedades.

Ya fui al sicólogo, al teólogo, al astrólogo, al enólogo, al urólogo, al oftalmólogo… y a esta edad me toca ir con un arqueólogo

Y siempre estoy en constante cambio, tanto que ya nadie lo nota  y quedas en el mismo sitio.  Y cada vez eres más igual que los demás...  Y te amalgamas con la sociedad.

Y mientras tanto… Sigo encontrando la felicidad en aquellas pequeñas cosas que hacen daño.