Sueño de una noche de verano

jueves, noviembre 03, 2005

a Salvador Zavala Cerna


-"Ya me voy hijos... ya vino mi mamá por mi" - fueron sus últimas palabras... habían pasado sólo unas horas de cuando había salido del hospital y se le veía sonriente, como en sus mejores años. Pidió que le pusieran su gorra pues nunca perdió el ser coqueto, como todos los Zavala, cuando iba saliendo del hospital todavía se iba despidiendo de los que se encontraba a su paso. Alcanzó a llegar a su casa, lúcido y platicador. Su rostro mostraba los estragos de la enfermedad, pero su alma seguía tan fresca como siempre...

- "Levántense hijos... vámonos al cerro" - y como si nos hubieran puesto pilas, nos levantábamos a esa hora de la madrugada, nos vestíamos y nos armábamos con nuestra resortera. Él nos guiaba por entre las hierbas y lo interesante es que el camino y el paisaje siempre era diferente. Caminábamos cerca de 2 horas "mientras hacen hambre" nos decía. Con las resorteras tratábamos de pegarle a cuanta tuna se nos ponía enfrente. Siempre nos contaba historias, muchas de ellas repetidas, pero no por eso menos interesantes... "Aquí es donde se apareció la llorona"... "Dicen que en las noches se ven brujas por este cerro"

Se despidió de muchos... murió en su casa, en brazos de su familia.

Te extrañamos abuelito.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muchas personas tuvimos oportunidad de conocer personalmente a tu abuelo... Yo fui una de ellas... Era una gran persona... Siempre me brindó una gran sonrisa... y una palabra de aliento...
Creo que las personas que se van, sólo se nos adelantan un instante... y desde allá nos observan y nos cuidan... también nos jalan las orejas de vez en cuando... Lo importante es seguir manteniendo vivo su recuerdo... y saber que desde allá hay un ángel que nos cuida...
Te envío un abrazo enorme ;)

noviembre 03, 2005 12:58 p.m.

 
Blogger Karlit05 said...

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noviembre 03, 2005 2:20 p.m.

 
Blogger Karlit05 said...

Con una lagrimilla en la puerta, recordando a mi abuelito y el sinfin de historias, anécdotas algunas muy chistosas y otras que constantemente nos contaba y que hacían reir hasta al más serio, siempre fue muy alegre y mostró una gran fortaleza hasta el ultimo dia de su vida, aquel dia en que su me despedi de él tocando su aún tibia mano.
Solo él pudo guardarse el dolor que llevaba por dentro mientras con nosotros seguia tan ocurrente, como siempre fue.
Y aun cuesta trabajo pensar que ya no esta con nosotros para jugar a la baraja, dominó preparar junto con él la tradicional "pastorela" al estilo Zavala o simplemente para escuchar una de sus tantas aventuras.

Abuelito Chava,te extrañamos.. dondequiera que estés.

noviembre 03, 2005 2:38 p.m.

 

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