Alma Gemela

Hace ya unos cuantos ayeres, cuando disfrutada al máximo mi niñez, me gustaba ver la caricatura de la Liga de la Justicia... sin embargo salían unos superhéroes, que yo calificaría como aprendices de héroes o ya por muy fregados: Pseudo Héroes. Estoy hablando de los Gemelos Fantásticos.

Unos extraterrestres (Zan y Jayna) que llegaron del planeta Exor, que venían acompañados de una especie de chimpancé azul llamado Gleek. Jayna tenía el poder de convertirse en cualquier especie de animal. Teniendo ese poder, pues yo me convertiría en dragón, en dinosaurio furioso o en cualquier animal grande y feroz para poder derrotar a los malos, sin embargo siempre se transformaba en águila, en gorila o en serpiente...

El más patético era Zan... el cual tenía el superpoder de transformarse en... hasta me da pena decirlo... en AGUA. Claro que en cualquier estado físico. Teniendo ese superpoder, pues mínimo usarlo para transformarse en Vapor de Agua super caliente y así quemar a los villanos... pero no... se transformaba en: "Un balde de agua"... por supuesto que tenía que ser acarreado por el changuito que, por cierto no me pregunten, pero era el que siempre sacaba la cubeta para contener el agua.

Unos "superhéroes" que marcaron mi niñez. Y que me hacían reír por las decisiones de transformación que tomaban... Ahora pues ya tengo mis buenos años y veo, a la perspectiva, que eran unas caricaturas muy acordes a la inocente época que me tocó vivir.

Esa caricatura era muy popular pues no había niño que no dijera en voz alta la famosa frase: "¡¡Poderes de los gemelos fantásticos, actívense!!" Además, creo que siempre ha habido fascinación por tener a un gemelo... o ya cuando vas creciendo, un alma gemela como Jayna: Alguien que siempre esté a tu lado, pero sobre todas las cosas: que puedas confiarle un pedazo de tu alma y tu vida... y en esto van implícitas muchas cosas.

Yo creo que muy en el fondo soy Zan, primero por que siempre que comienzo una relación, creo haber encontrado a mi gemela Jayna y en segundo término, cuando he tenido la oportunidad de transformarme, he tomado las peores decisiones... y lo más gacho es que no he tenido un changuito a mi lado para contenerme cuando me desparramo por el piso... en forma de agua.