Sueño de una noche de verano

lunes, marzo 20, 2006

Llueve - Una historia triste


Llueve... y el aire fresco se cuela por las ventanas. Es una tarde gris de octubre y todo el día ha llovido. El hospital se encuentra en calma, pero en uno de los cuartos una persona, mayor de edad, se debate entre ambos mundos: el de los vivos y el de la verdadera vida. Un trueno potente anuncia que la lluvia seguirá toda la tarde, incluso la noche entera. No hay nadie quien la atienda, ni nadie quien la visite... al fin y al cabo la herencia está hecha. Un murmullo lejano le indica que sigue viviendo, pues sus ojos están cansados, maltrechos... sin ánimos de seguir mirando esta indigente vida.

Todo es monotonía... el cambio de turnos, el cambio de medicamentos... que solo aumentan su agonía pues los dolores son espantosos, sin embargo ella dejó de quejarse, no porque no lo sintiera sino para no hacer su vida más miserable.

Las luces se apagan dando por enterado que es hora de dormir, pero el sueño ya no existe más... Una figura sombría se acerca a ese cuarto de hospital. Ha llevado mucho tiempo caminando bajo la lluvia, pues va dejando tras si, las huellas húmedas de su andar. Deja su abrigo mojado en una silla, mientras sigue caminando, dirigiendose a la cama donde se encuentra su madre.

"Has venido, hija"
"Si, mamá..." - hace una pausa "cómo... cómo estás" - dice mientras una gruesa lagrima corre por su mejilla. La señora no contesta. El cuarto está lleno del sonido de la lluvia que rebota en la ventana. Y un aparato extraño que lleva el ritmo de un corazón cansado.
"Mis hermanos no querían que viniera... están con el abogado y... se enojaron mucho cuando supieron lo de la casa..."
"Yo quería que fuera para ti... y para mis nietos" habló por fin la señora con un tono muy quedo. La joven volvió a llorar.
"Yo no quiero la casa, te quiero a ti" decía desesperada, su semblante iba perdiendo fuerza mientras seguía llorando. Al fin calló arrodillada a un lado de la cama. Agarraba con fuerza la sábana hasta que encontró la frágil mano de su madre y la tomó con suavidad. Pudo observar varios moretones causados por los infinitos piquetes de una aguja.

"Es mejor así hija... solo dile a mis tesoros que los quiero mucho y que voy a estar mejor al lado de tu padre". La hija lloró en silencio. La señora abrió levemente sus ojos e hizo un esfuerzo por enfocar la silueta de su hija, que estaba ahi, frente a ella, tomando su mano."Eres mi mayor tesoro hija... por eso te lo pedí a ti"

Afuera se escuchó la sirena de una ambulancia que llegaba con un paciente más... la lluvia arreciaba... "Mamá... tú sabes que yo te amo" - dijo mientras se levantaba.

A lo lejos podía escucharse el movimiento del personal del hospital, tratando de salvarle la vida al joven que había llegado en la ambulancia. Los doctores daban las órdenes a gritos, afuera los relámpagos aumentaban el estruendo y en general todos estaban tan ocupados como para darse cuenta de la gris silueta de una chica que abandonaba el hospital para internarse en la torrencial lluvia... dejando tras sí varios cables desconectados... y el cuerpo inerte de su madre, que su cara dibujaba una leve sonrisa.

Fin.

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No importa las cosas materiales ni el dinero, importa más la salud, y con esta historia recorde muchos momentos vividos en estos ultimos días, pero me quedo con la tranquilidad de que una persona cuando muere en su rostro te demuestra si se fue feliz o se fue con alguna mortificacion. Gracias por permitirme vivir y convivir contigo abue estos ultimos momentos. Tu Isra bien sabes a quien van dirigidas estas palabras...

marzo 20, 2006 11:35 a.m.

 
Blogger José Antonio said...

Buen cuento, aunque es breve, logró capturar mi atencion por que tiene momentos buenos.

marzo 20, 2006 11:54 a.m.

 
Anonymous Anónimo said...

Muchas veces uno no termina de entender porque suceden las cosas, y es cierto... cuantas veces nos preocupamos por los bienes materiales, lo económico y dejamos de lado todo lo que hay en nuestro corazon... quizas muchas veces en vida nos podemos llegar a sentir como esa madre, pero tener esa esperanza de ver a alguien ,para después morir, es lo que nos aferra a la vida... Y así es... sigue lloviendo y la vida sigue...

marzo 20, 2006 4:28 p.m.

 
Blogger Chucho said...

Vaya, realmente nos pusiste a reflexionar. Muchas veces nos obsesionamos por lo bienes materiales y nos olvidamos de la familia. Recuerden que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. Atesoren a su familia.

marzo 20, 2006 4:47 p.m.

 
Anonymous Anónimo said...

Soy alguien que hasta el dia de hoy le da gracias a Dios por todo lo que tiene, llamense, cosas, familia, amigos y novio... pero siempre se nos olvida y me cuento entre ellos en que a Dios le damos gracias pero a ellos nunca... o no siempre les decimos cuanto los queremos, cuanto hacian o hacen falta en nuestra vida, y sobre todo pedirles perdon cuando fallamos... Gracias por la historia, es buena... (en lo unico que difiero es en eso de la Eutanasia ja ja ja..."Comercial del comentario")
Gracias Isra por tener un blog tan entretenido que rompe la rutina de mi trabajo y sobre todo gracias por ser mi amigo...

marzo 20, 2006 5:33 p.m.

 
Anonymous Anónimo said...


Buenísima la historia Isra y afortunada o desafortunadamente son cosas que suceden en la realidad. Diria muchas cosas, unas buenas y otras no tanto en las que me pusiste a pensar con esto, pero hay que seguir adelante y eso sería retroceder. Solo me queda decirte de la forma más humilde....FELICIDADES!!!!.
Gracias y hasta luego.

marzo 24, 2006 1:27 p.m.

 
Blogger Karlit05 said...

Esta historia tambien hubiera quedado perfecta para una animación en Macromedia :D

...Tanto como 'Muerto en Vida®'

marzo 27, 2006 11:22 p.m.

 

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