Sueño de una noche de verano

viernes, mayo 31, 2013

Llueve... otra vez.

Voy llegando a mi casa. Una lluvia copiosa hace que mi ropa esté pegada a mi cuerpo y, tengo frío. Abro la puerta de mi casa, la oscuridad y mi gato me reciben. Suelto mi portafolio y me dejo caer sobre el sillón de la sala, pensando… sigo pensando en la velada. Son las 3:39 a.m. ningún ruido, solo a lo lejos se escucha el silbato del tren.  Miles de pensamientos… un trueno interrumpe mis ideas, me doy cuenta de que no he prendido la luz y de que tengo sed… de vez en cuando un relámpago ilumina la sala, dejando ver mi soledad.  No se como pasó todo, simplemente pasó. Iluminó mi vida, a tal grado de quedarme en un predicamento.  El aire se cuela por una ventana, aire frío con olor a humedad.  Por fin me deshago de mis zapatos y mi chamarra, empapados.  Aún recuerdo su aroma… suena el reloj, indicando las 4:00 a.m. pero parece que el sueño se ha ido nuevamente… nuevamente Recuerdo sus abrazos, cálidos y tiernos.  Sus manos buscando mi alma entre mi piel.  Sus labios, mostrándome cuan maravilloso puede ser el momento con su compañía. Revuelvo mi cabello, tratando de sacudirme el exceso de agua… y de pensamientos.  – ¿No te quieres ir, verdad? – dijo.  La verdad es que no.  Veo el reloj, y pienso: -Es un sueño.  Se que no lo es... pareciera.  ¿La podré mirar a los ojos mañana? ¿Me delataré? ¿Sonreirá? Espero que si.  Su sonrisa se ha vuelto mi combustible.  Escucho un auto en la calle pasar a toda velocidad, salpicando las casas con el agua de los charcos… Parece que la lluvia nunca va a acabar.  4:27 a.m. ¿y el reloj es así de lento cuando no tienes sueño?  Tengo frío… cierro los ojos y la siento a mi lado, abrazándome… siento su respiración en mi oído, siento su corazón en mi espalda… latiendo, dándome calor.  Se que esta aquí.  La penumbra no me deja verla, pero la siento junto a mi… Ha dejado de llover.  Sintiendo su calor, una sensación de paz se apodera de mi ser.  ¿cuánto tiempo ha pasado? No lo se.  El agua escurre por mi ventana, distorsionando la luz que entra de la calle.  No puedo más… me levanto, me pongo mis zapatos y mi chamarra, aún mojados, y salgo a la calle.  La lluvia se ha convertido solo en una brisa húmeda que flota en el ambiente.  Y corro… corro por las húmedas y solitarias calles de Irapuato. ¿Hasta dónde voy a llegar? ¿Cuánto tiempo he estado corriendo? Y por fin llego.  Llego hasta la puerta de su casa. Iba a tocar, pero la puerta se abre y ahí esta ella…  No hay palabras, solamente las miradas se cruzan. Tomo aire y ella me toma de la mano y me lleva hacia adentro.  Me quita mi chamarra fría y me abraza para darme un poco de calor.  La tomo entre mis brazos y acaricio su cabello. Le digo suavemente al oído: -¿No querías que me fuera, verdad?. Ella responde: - La verdad es que no… quería que regresaras… quería verte sonreír.  Un trueno interrumpe la quietud de la madrugada. Comienza nuevamente a llover, mientras nos fundimos en un beso.