En medio de una noche oscura
Era una noche fría y oscura… mi auto se averió en medio de la nada y tuve que dejarlo y caminar hasta encontrar un lugar donde poder encontrar ayuda. Una densa niebla me deja ver muy poco, por lo que no me queda de otra que caminar por esta carretera solitaria.
Son las 4 de la mañana y ni un alma que me indique que voy por buen camino. Solo me queda caminar y caminar.
De pronto veo un pequeño destello detrás de mi. Conforme se acerca puedo distinguir las luces de un auto que se acerca lentamente y se detiene a mi lado. Desesperado me subo sin pensarlo y cierro la puerta. El carro comienza a avanzar y noto que no se escucha el ruido del motor y nadie va conduciéndolo…
Me asomo por la ventanilla y veo que nos acercamos a una curva. Asustado comienzo a rezar por mi vida e instantes después aparece una mano por la ventanilla del conductor y gira el volante…
¡Estoy paralizado del terror al ver esa mano que evita que el auto se salga en la curva! ¡Voy temblando de miedo! Sin embargo puedo ver a lo lejos una serie de luces que me indican que me acerco a un poblado. Como puedo, salto por la ventanilla y corro lo más rápido que puedo para alejarme de ese auto maldito.
Voy tan asustado que ni me percato que voy todo empapado por una lluvia copiosa que comenzó minutos antes. Mojado y sin aliento, me meto en una cantina que está abierta a esa hora y les cuento a todos mi experiencia.
Poco a poco, las pocas personas que están en esa cantina me van escuchando atentamente y guardan silencio cuando ven que estoy llorando del terror y se aseguran de que no estoy borracho.
De pronto se abre la puerta de la cantina y entran otros dos hombres, que igual que yo, llegan empapados y sin aliento. Barren con la mirada a todos en la cantina y en un instante los dos se me quedan mirando fijamente… me quedo paralizado cuando escucho que uno le dice al otro:
“Mira Toño… ese es el idiota que se subió al carro cuando veníamos empujándolo”