Se acerca el día de
muertos, y para estar a tono, voy a publicar una leyenda urbana que circula en
España y en algunas ciudades de
Guatemala y
Venezuela.
Era una niña de
9 años (aproximadamente), hija única de padres de
gran influencia en la política local; esta niña tenía
todo lo que hubiese querido y deseado una niña normal con buena educación, pero con una
soledad incomparable. Sus padres solían salir a fiestas de caridad y reuniones del ámbito político, y la dejaban
sola.
Todo cambió cuando le compraron un
cachorro de raza grande (ésto para que cuidase a la niña cuando creciera), pasaron los meses y la niña y el perro se volvieron
inseparables. Una noche, como cualquier otra, los padres fueron a despedirse de la niña; el perro, ya acostumbrado a dormir con la niña, se postraba
abajo de la cama.
Los padres se fueron y pronto la niña se sumió en un
sueño profundo, ya aproximadamente como a las
2:30 de la madrugada, un fuerte ruido la despertó, eran como rasguños leves y luego
más fuertes. Entonces, temerosa, bajó la mano para que el perro la
lamiese (era como un código entre ella y el perro) y lo hizo y entonces ella se tranquilizó y
durmió otra vez.
Cuando ella se
despertó por la mañana descubrió algo espantoso: En el espejo del tocador había algo escrito con letras
rojas, era sangre que decía así:
NO SÓLO LOS PERROS LAMEN. Entonces dio un grito de terror al ver a su perro
mutilado en el suelo de su habitación.
Se dice que cuando los padres la encontraron ella no decía otra cosa más que "¿
quién me lamió?" y decía el nombre de su perro, se volvió loca y hasta la fecha está en un manicomio y sus padres, tratando de olvidar lo que hallaron en el cuarto y a su hija, se fueron al
extranjero.
Y la
incógnita más grande es: según los que fueron a investigar al cuarto de la niña, el perro ya estaba muerto, es decir mutilado en el suelo, desde hace
horas. ¿Quién le lamió la mano a la niña debajo de la cama?
Duerman rico.